El viernes 16 de Noviembre en el colegio Benyamina paso algo horrible que nunca nadie olvidara jamas. Estábamos en nuestra clase esperando a que llegara el profesor de religión. Cuando llegó, los de alternativa se fueron con la seño y nosotros empezamos hacer nuestras cosas. Ya pasaron 15 minutos y sonó la sirena de incendios y el profe nos dijo que nos levantásemos y cerrásemos las ventanas y eso fue lo que hicimos. Comenzamos a bajar las escaleras sin ninguna preocupación pensando que no pasaba nada, que el humo lo estaban echando el director y otros profesores. Pero cuando empezamos a ver las caras aterrorizadas de los niños de 3º y de 4º comprendimos que algo iba mal y que nosotros todavía estábamos muy lejos de la puerta de salida. Algunos de nuestros amigos volvieron a la clase para tirarse por las ventanas, aunque otros creyeron que lo tenían que intentar que tenían que correr lo más rápido que pudieran y así lo hicieron. Al principio iban bien pero a medida que se acercaban más al humo se les hacía interminable el camino. No podían respirar, el humo y el olor a fuego les recorrían el cuerpo de arriba abajo. Unos de los que iban con ellos se desplomó ya no podía más, uno de sus amigos se le acercó y le animo a que se levantara pero no pudo y se quedó con el y murieron los dos juntos. Los que seguían corriendo encontraron la salida y cuando estaban ya fuera les preguntaron al director si se habían salvado los que se habían tirado por las ventanas. El director le respondió que ahora lo iban a comprobar. Los llevaron con los médicos para ver si tenían algún trauma o quemaduras. Al final , de mi clase solo quedaron 10 de los 24 que éramos y 6 fueron los que se tiraron por las ventanas y 4 los que corrieron hasta la salida.
domingo, 18 de noviembre de 2012
Simulacro
El viernes 16 de Noviembre en el colegio Benyamina paso algo horrible que nunca nadie olvidara jamas. Estábamos en nuestra clase esperando a que llegara el profesor de religión. Cuando llegó, los de alternativa se fueron con la seño y nosotros empezamos hacer nuestras cosas. Ya pasaron 15 minutos y sonó la sirena de incendios y el profe nos dijo que nos levantásemos y cerrásemos las ventanas y eso fue lo que hicimos. Comenzamos a bajar las escaleras sin ninguna preocupación pensando que no pasaba nada, que el humo lo estaban echando el director y otros profesores. Pero cuando empezamos a ver las caras aterrorizadas de los niños de 3º y de 4º comprendimos que algo iba mal y que nosotros todavía estábamos muy lejos de la puerta de salida. Algunos de nuestros amigos volvieron a la clase para tirarse por las ventanas, aunque otros creyeron que lo tenían que intentar que tenían que correr lo más rápido que pudieran y así lo hicieron. Al principio iban bien pero a medida que se acercaban más al humo se les hacía interminable el camino. No podían respirar, el humo y el olor a fuego les recorrían el cuerpo de arriba abajo. Unos de los que iban con ellos se desplomó ya no podía más, uno de sus amigos se le acercó y le animo a que se levantara pero no pudo y se quedó con el y murieron los dos juntos. Los que seguían corriendo encontraron la salida y cuando estaban ya fuera les preguntaron al director si se habían salvado los que se habían tirado por las ventanas. El director le respondió que ahora lo iban a comprobar. Los llevaron con los médicos para ver si tenían algún trauma o quemaduras. Al final , de mi clase solo quedaron 10 de los 24 que éramos y 6 fueron los que se tiraron por las ventanas y 4 los que corrieron hasta la salida.
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